Kristen se reclinó en su asiento de clase preferente y soltó un profundo suspiro de agotamiento. Los últimos meses habían sido agotadores: un torbellino de presentaciones, vuelos de larga distancia y negociaciones interminables.
Llevaba tanto tiempo consumiendo cafeína y fuerza de voluntad que la idea de volver a casa le parecía casi irreal. Pero ahora, mientras el suave cuero del asiento acolchaba su cuerpo y el suave zumbido del avión empezaba a vibrar bajo ella, se permitió relajarse por fin. En casa. Después de tanto caos, por fin se dirigía a casa.
Mientras los pasajeros entraban en el avión, miró por la ventanilla a los trabajadores de la pista que corrían bajo las brillantes luces. Intentó separarse mentalmente, pero sus pensamientos no dejaban de traerla de vuelta a los meses pasados, noches que apenas recordaba, un calendario lleno de compromisos que no veía la hora de dejar atrás.